La uva es una fruta pequeña (denominada baya), muy jugosa, de distintivo sabor dependiendo de la variedad y muy saludable nutricionalmente, obtenida con riguroso esfuerzo del cultivo de la vid. Originaria de Europa y de Medio Oriente que pertenece a la familia de las “Vitáceas” y el género “vitis”.
Las propiedades nutricionales de la uva la hacen muy recomendable para incluir en nuestra dieta, ya que es rica en proteína y fructosa, vitamina C, vitaminas del complejo B, carotenoides, vitamina A, vitamina K, D y E. Además, contienen potasio, lo que las hace excelentes para pacientes con hipertensión o bien para prevenirla.
En humanos, la vitamina C es un potente antioxidante, actuando para disminuir el estrés oxidativo. Además sirve para:
· Evitar el envejecimiento prematuro (proteger el tejido conectivo, la “piel” de los vasos sanguíneos).
· Facilitar la absorción de otras vitaminas y minerales.
· Como antioxidante.
· Evitar las enfermedades degenerativas tales como arteriosclerosis, cáncer, enfermedad de Alzheimer.
·Evitar las enfermedades cardíacas (tema tratado más adelante).
· Tiene un papel fundamental en la formación de colágeno.
· Prevenir escorbuto, polio y hepatitis.
· Disminuir la incidencia de coágulos en las venas.
· Ayudar en los movimientos articulares.
· Acelerar el proceso de curación de heridas, lesiones y quemaduras.
Son fuente de hierro, un mineral importante para prevenir la anemia y que además fortalece el sistema inmune. También contienen fósforo, que alivia el cansancio y la fatiga, así como calcio otro mineral importante para nuestro organismo, ya que previene la osteoporosis y calambres musculares.
Algunos compuestos importantes de las uvas se encuentran en la semilla y en la piel de la misma. Los flavonoides por ejemplo, se encuentran en la piel de la uva y son importantes por su acción antioxidante, además, contribuyen a la hidratación de nuestra piel y elevan los niveles de colesterol bueno o HDL.
Están compuestas en un 80% por agua y fibra, además son una fuente rica de hidratos de carbono, por lo que sus calorías deben considerarse si se consumen con abundancia.
Su consumo hace proteger la piel y el cabello. El aceite que se extrae de la semilla de la uva es reconocido por sus propiedades para mantener el cabello protegido contra el calor y las agresiones del medio ambiente.
Por otro lado, como ya es conocido por todo el mundo, del fruto de la uva se obtiene el VINO como resultado de la fermentación de su mosto o zumo con muchos beneficios en su consumo siempre con moderación que pasaremos a describir brevemente:
· Previene enfermedades cardiovasculares, siendo uno de los efectos más conocidos del vino tinto, siempre y cuando se consuma según la proporción adecuada y regularmente.
· Disminuye el efecto del cigarrillo, regulando los daños que genera el tabaco en los vasos sanguíneos, ya sea para relajarse o vasodilatarse.
· Tiene efectos anticoagulantes y antitrombóticos.
· Previene la aparición de aterosclerosis (una de las enfermedades causadas por la degeneración de las arterias).
· Equilibra la presión arterial. Si bien se sabe que el consumo excesivo de alcohol provoca hipertensión, beber una copa al día de vino (250 ml) tiene el efecto contrario, porque baja la presión después de la comida, para las personas que sufren de este problema.
· Reduce la formación de cálculos renales. La ingesta diaria de vino tinto disminuye el riesgo de desarrollo de piedras en el riñón.
· Evita la aparición de la Enfermedad de Alzheimer. Últimas investigaciones demostraron que el resveratrol (un compuesto del vino tinto) produce efectos neuroprotectores, ayudando a que esta condición no se desarrolle.
Por todo ello, aprovechen los enormes beneficios para la salud del consumo de uva y vino, siempre con moderación.
Feliz martes 😉